El Olivo Español
El Olivo es una especie arbórea originaria del Mediterráneo oriental (Asia Menor), donde empezó a cultivarse para aprovechar sus frutos, las aceitunas y el zumo extraído de ellas: el aceite de oliva. El alto valor de sus producciones facilitó la expansión del olivo por todas las riberas mediterráneas.
Como especie botánica, el olivo cultivado procede de una variedad silvestre que evolucionó a través del acebuche u oleastro. Como genuino árbol mediterráneo, el olivo está muy bien adaptado a condiciones ambientales muy duras, tales como las sequías y las altas temperaturas, y aunque vegeta en suelos pobres, requiere que estén bien aireados.
En
su zona de origen, el olivo florece al final de la primavera
(abril-mayo) y sus frutos, las aceitunas, se desarrollan durante todo
el verano hasta su maduración verde a comienzos del otoño
(septiembre-octubre). Sigue a continuación el cambio de color
(envero), hasta completar su madurez fisiológica en los primeros
meses del invierno.
Los
primeros documentos escritos sobre el olivo que se conocen son unas
tablillas micénicas en barro, procedentes del reinado del rey Minos
(2500 años a. C.) que dan testimonio de la importancia del aceite de
oliva para la economía cretense. Por su parte, los griegos
recogieron en su legislación medidas para proteger los olivos y
disposiciones para favorecer su plantación y punitivas para quienes
los arrancasen. Posteriormente, los romanos fueron grandes
consumidores de aceitunas y de aceite de oliva procedentes de
Hispania y, más concretamente, de la Bética (actual Andalucía).
Desde
la antigüedad, al olivo se le ha considerado en la cuenca
mediterránea como símbolo de la paz y de la amistad y a su aceite
se le han reconocido virtudes curativas, saludables y religiosas.
El
olivo es un cultivo originario y genuino de la región eco-geográfica
del Mediterráneo y sus producciones, el aceite de oliva y las
aceitunas de mesa, son componentes básicos de la dieta tradicional
de sus habitantes: la conocida y saludable dieta mediterránea.
España
es el primer productor y exportador mundial de aceite de oliva y de
aceitunas de mesa, con la mayor superficie de olivar y el mayor
número de olivos. A nivel nacional, el olivar es el segundo cultivo
en extensión, después de los cereales, y está presente en 34 de
las 50 provincias españolas. Andalucía representa el 60%.
Además de su enorme proyección territorial, el cultivo del olivo y sus producciones, el aceite de oliva y las aceitunas de mesa, configuran uno de los principales sectores del sistema agroalimentario español, tanto por su importancia económica, como social, medioambiental o de salud pública.
Además de su enorme proyección territorial, el cultivo del olivo y sus producciones, el aceite de oliva y las aceitunas de mesa, configuran uno de los principales sectores del sistema agroalimentario español, tanto por su importancia económica, como social, medioambiental o de salud pública.
La superficie olivarera
de España puede alcanzar 2.585.000 hectáreas con un número
aproximado de olivos de 282.700.000.
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