La extracción en frío del aceite de oliva virgen extra, supone que durante todo el proceso de fabricación, no se superan los 25-27º C. Esta característica que se puede reflejar como tal en la etiqueta del envasado, requiere la existencia de un sistema de medición automática de la temperatura que registre los valores térmicos para dejar constancia de tal condición frente a una inspección. En caso contrario, aún cuando se trabaje por debajo de 25-27º C, si no existiese dicho sistema de registro térmico, legalmente no se puede establecer en la etiqueta del aceite de oliva virgen extra así obtenido, la condición de extracción en frío.

Por contra, el aceite de oliva virgen extra obtenido mediante extracción en frío presenta unos perfiles organolépticos muy interesantes. De forma general la intensidad de los frutados es superior y con mayores matices, pues a menor temperatura de trabajo, los compuestos aromáticos, volátiles por naturaleza, se conservan en mayor cuantía. Por otro lado, se consiguen aceites de oliva virgen extra con menor intensidad en amargo y picante que, puede ser muy interesante, para acceder a consumidores para los que dichos atributos les pueden resultar en cierto punto desagradable.
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